Salmo 37:4 Deléitate asimismo en Jehová
Muchas veces los cristianos ven al impío, al incrédulo, al hombre malo, prosperar, e inevitablemente vienen muchas veces las preguntas… ¿por que el que sirve a Dios muchas veces padece de necesidades, y el que prospera es el que hace maldad? Y ciertamente es una pregunta valida, sin embargo el salmista y rey David nos recuerda que nuestra vista debe estar centrada en aquel que prometió estar con nosotros hasta el fin, que las dificultades de la vida no son sino un momento pasajero para el que confía en Dios, sin embargo los incrédulos, los impíos, los que hacen iniquidad, su recompensa, si alguna, es pasajera y no permanecerá. Por eso nos dice: “no te impacientes”, impacientarse significa perder un poco el control de nuestro pensamiento entreteniendo pensamientos inicuos y dañinos a nuestras vidas. El creyente debe resistir la tentación de juzgar con sus sentidos lo que sus ojos observan, sino que debe dar lugar a la justicia de Dios, a la obra del Espíritu para que le guíe y le muestre cuan falsa es la confianza en los bienes materiales y las riquezas de este mundo, en vez de envidiar a los impíos deberíamos orar por que sean salvos y así sean de utilidad al cuerpo de Cristo. La iglesia es llamada a vivir en dependencia de la gracia de Dios, cuando ponemos nuestra vista en los demás, perdemos el enfoque de nuestra misión como iglesia.
En el versículo 2 vemos que el fin de los malignos llegará. La palabra nos dice que “como hierba serán cortados, y como la hierba verde se secarán. ¿Que podrá el que le sirve a Dios envidiar al que sera quitado? ¿Sera acaso que estamos poniendo nuestra vista en lo temporal y no en lo eterno? Es esta la razón por la cual es salmista nos recuerda no impacientarnos, no perder el control y la comunión con Dios a causa de estos impíos. Contrario a eso, nos recomienda en el versículo 3 confiar en Jehová y hacer el bien, pues al hacer esto Dios nos apacentará con su verdad. Significa Dios te alimentara con su palabra, su verdad y habitarás la tierra. Habitar no implica solamente el estar en un lugar, sino el poseer ese lugar y hacerlo tu hogar. Esta es la promesa de Dios que el justo habitara la tierra.
Es después de este versículo que el salmista David nos lleva a esta gran expresión de amor: “deléitate a ti mismo en Jehová” En otras palabras cuando mires estas cosas no te desesperes ni envidies a estos hombres malos sino pon tu confianza en Dios, recréate en su verdad, afianzate de sus promesas, acércate mas a el en humildad, con agradecimiento y amor sincero, y entonces “el te concederá, las peticiones de tu corazón”.
Y continua diciendo, “encomienda a Jehová tu camino”; esto es abandonate en las manos de tu creador, reconócelo en todo, alabale en todo, exaltalo y dile cuanto lo amas por lo que El es, “confía en El, y el hará”. O sea el hará todo bueno que es saludable para ti, te ayudara y protegerá todos los días de tu vida, te cubrirá con su amor y protección, te guiará su mano, y no caerás en el día de la tribulación, en el día del problema, el te sostendrá. Eso es lo que significa “confiar en el y ver a Dios obrar”.
El exhibirá tu justicia, esto es: el tomara cuidado de mostrar que tu le sirves y que eres justo ante los hombre pues estas sometido y comprometido con Dios para hacer su voluntad. El exhibirá esa justicia tuya al tu someterte humildemente a Dios. Finalmente David nos recuerda y exhorta a no alterarnos, no enojarnos, no llenarnos de ira ante las injusticias de los malos, ante el hecho de que ellos son prosperados según sus términos mientras el pobre sufre las injusticias de ellos. No te desesperes, no te enojes, no te llenes de ira, pues estos que ves con tus ojos no los veras mas cuando reciban el pago a su maldad. David lo dijo de esta manera: “ en el versículo 9: Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. En el versículo: 10 Pues de aquí a poco no existirá el malo; Observarás su lugar, y no estará allí.
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